“Raja la papeleta” La integridad del voto íntegro
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El "voto íntegro" es una práctica ampliamente conocida en Puerto Rico. Consiste en marcar la insignia de un partido político en la papeleta, lo que implica que se respalda a todos los candidatos de ese partido de manera automática.
A primera vista, esta práctica puede parecer conveniente, ya que simplifica el proceso de votación al evitar la tediosa tarea de conocer cada candidato y marcar el que se apoya de manera individual. Sin embargo, en Puerto Rico se ha convertido en algo más que simplemente un asunto de ahorro de tiempo. Según el Código Electoral vigente, el voto íntegro en Puerto Rico, y solo en Puerto Rico, es el que valida la permanencia o no de un partido en la Comisión Estatal de Elecciones. En otras palabras, en cada elección hay otra elección alterna e invisible, pero clave para los procesos democráticos del país.
Tomemos un ejemplo que ilustra este fenómeno: un candidato puede ganar la gobernación con una supermayoría de votos, pero si la mayoría de esos votos fueron para ese candidato únicamente y no para la "insignia" del partido por el cual se postula, su partido pudiera no quedar inscrito. Suena absurdo, porque lo es.
La ley actual dictamina que solo los partidos con sobre 25% del voto íntegro en la papeleta estatal serán los partidos oficialmente reconocidos por la CEE. ¿Imaginan un país donde el gobernador, una delegación legislativa y un grupo de alcaldes, tras ganar en las urnas, se queden sin representación a nivel electoral?
Esta es otra de las píldoras venenosas que por años el PNPPD han insertado al sistema electoral en Puerto Rico. Funcionan para dificultar, casi imposibilitar, la existencia de una participación electoral distinta al bipartidismo tradicional.
¿Cuál habrá sido la lógica detrás de estas estipulaciones? ¿Cuál era la preocupación que buscaba resolver el legislador al momento de complicar de tal manera la existencia de partidos políticos? No hay que conocer de derecho electoral para saber la respuesta: el código electoral del 2020 se creó como una herramienta de supervivencia del PNP y como una barrera para el crecimiento de una oposición. Esto es aún más evidente cuando echamos un vistazo al panorama electoral reciente, en el que entre 2012 y 2020 el PNPPD perdió más de un millón de electores.
El voto íntegro se ha convertido en una parte esencial de esta estratagema, diseñada por figuras como Thomás Rivera Schatz, Jorge Colberg y Edwin Mundo, con la intención de mantener el status quo político. Sin embargo, lo que no anticiparon es el surgimiento de una Alianza País que está forjando un camino hacia el cambio, incluso dentro de un sistema con reglas injustas y acomodaticias.
Anhelamos un Código Electoral que permita a todos los partidos, incluso al PNP, entrar al “campo de juego” con las mismas reglas, que no engendre artimañas para obstaculizar la existencia y formación de nuevas opciones políticas, sino que promueva la integridad en todos los sentidos. En última instancia, anhelamos un código verdaderamente íntegro que refleje los valores democráticos y la transparencia electoral que Puerto Rico merece. En lo inmediato, deberemos triunfar bajo estas reglas manipuladas para que, en el futuro, la participación democrática se pueda dar con las mayores libertades posibles. La Alianza de País está en marcha y está destinada a transformar la historia de Puerto Rico, desafiando convenciones y estableciendo un nuevo rumbo.