Un país en llamas
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Hoy escribo desde mi “yo” más personal. Esta que en este momento lees no es Lillian Aponte Dones, Comisionada Electoral del MVC, sino la ciudadana que le duele el país en el que nos toca vivir.
No suelo hablar de mi vida personal, pero hay momentos en los que la desfachatez de algunos nos cuesta la vida a aquellos que no formamos parte de su exclusivo club VIP. Son las 4:00 am y estoy en la sala de uno de los hospitales más polémicos de Puerto Rico, el “Doctor’s Center y Orlando Health Hospital” en Dorado.
A las 2:30 am, tanto mi hija como yo nos despertamos sobresaltadas por los gritos.
“¡Hay fuego!”.
El vecino no se levanta y su casa está en llamas. Los demás vecinos se unen, tocando bocina y gritando para que despierte, mientras algunos agrupan mangueras para intentar apagar el fuego. Media hora después, y sin haber llegado aun los bomberos, ya hay más de 5 mangueras conectadas provenientes del vecindario. Alguien grita: "¡Busquen arena!". Los bomberos siguen sin aparecer. Finalmente, el vecino logra escapar por el balcón del tercer piso con la ayuda de otro vecino. Sale con las manos quemadas, aturdido y con la piel desgarrada.
En sus manos puedo ver el reflejo de un país al que le han desgarrado su piel, su existencia, un país que lucha día a día por sobrevivir.
Finalmente, llega la policía y nos informan de que los bomberos están en camino. Se llama a una ambulancia, pero nunca llega. Resulta que no hay ambulancias disponibles en todo el pueblo, porque no hay suficiente personal médico en la isla. Los vecinos logran apagar las llamas como pueden, inhalando humo y dañando sus pulmones, que seguramente no están cubiertos por ningún plan médico. La ambulancia nunca llega.
Montamos al vecino en mi carro hasta el hospital. El Centro de Diagnóstico y Tratamiento (CDT) no tiene los recursos para atender quemaduras de esta magnitud, por lo que terminamos aquí, en uno de los hospitales más nuevos, donde tampoco saben cómo tratar este tipo de emergencias. Han pasado ya tres horas y aún están evaluando a dónde trasladarlo. Este hospital que fue construido con el sudor de nuestra gente y la avaricia de políticos. Este hospital que desplazo a nuestra comunidad.
Al igual que nuestro país, buscamos en el extranjero a alguien que pueda resolver nuestros problemas. Mientras tanto, un gobernador celebra su cumpleaños recaudando miles de dólares para su próxima campaña, y turistea con delegaciones internacionales mientras hay un país que lucha por sobrevivir.
Dicen que el pueblo salva al pueblo, pero el pueblo no debería tener que salvarse a sí mismo.
Yo apuesto por un país diferente, un país en el que las prioridades de nuestros gobernantes sean proteger a su gente en lugar de llenar sus bolsillos. Un país en el que haya una educación pública de calidad, un sistema de salud accesible para todos, sin importar su situación económica. Un país en el que uno pueda enfermarse sin tener que dejar de comer para poder pagar al médico… un país donde no seamos nosotros los que tengamos que apagar los fuegos.
Mi vecino escapó de su país natal huyendo de las dictaduras militares y sus horrores. Ahora está en un hospital bajo la dictadura de gobiernos que se lo han robado todo a expensas de la gente.
Son las 6:30 am y aún estamos esperando en el hospital con mi vecino Carlos, en Dorado, donde la vida es bella.